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Journey-based care: una visión sostenible para la sanidad

Los proveedores necesitan rediseñar las ofertas asistenciales, y la orquestación de los cuidados surge como el método que permite hacer frente a la demanda y garantizar que cada persona recibe siempre la mejor asistencia disponible. Es lo que llamamos journey-based care.

Matilde Ferreira

Matilde Ferreira

September 5, 2024 · 10 min read

La sociedad nunca ha exigido tanto al sector sanitario y la tendencia se mantendrá. En el horizonte, el crecimiento continuo de la población mundial alimentado por una esperanza de vida cada vez mayor hacen crecer en volumen las necesidades sanitarias, que en su mayoría siguen sin ser atendidas.
  • La prestación asistencial sigue siendo esencialmente fragmentada y episódica, por eso no sorprende que entre el 70% y el 80%1 de los ingresos hospitalarios se registren en los servicios de urgencias.
  • Parte del problema de los sistemas sanitarios es la mala circulación, lo que aumenta significativamente los costes asociados a la gestión de las enfermedades crónicas.2
  • También siguen faltando mecanismos para normalizar la atención hacia las mejores prácticas basadas en la evidencia, lo que da lugar a una impresionante variabilidad asistencial – el 30%3 de la atención consiste en algún tipo de desperdicio o atención de escaso valor, y el 40%4 no se presta de acuerdo con directrices basadas en pruebas o consensos.
Los proveedores necesitan rediseñar las ofertas asistenciales, y la orquestación de los cuidados surge como el método que permite hacer frente a la demanda y garantizar que cada persona recibe siempre la mejor asistencia disponible. Es lo que llamamos journey-based care.

¿Qué es journey-based care?

Este modelo se basa en dos ámbitos fundamentales:
  1. El recorrido asistencial como motor para lograr un consenso clínico a favor de las mejores prácticas;
  2. La automatización como clave para aumentar la capacidad de los equipos.
El recorrido asistencial define la ruta que debe recorrer cada paciente a partir del momento en que es diagnosticado, teniendo en cuenta todas las posibles circunstancias asociadas a la variabilidad de la evolución clínica.
Esta es la garantía de que cada paciente recibe la atención adecuada en cada momento, independientemente de dónde se encuentre, precisamente porque el recorrido asistencial define todas las etapas por las que deben pasar los pacientes y lo que ocurre en cada una de ellas, de acuerdo con la mejor evidencia.
En este contexto, el mapeo del recorrido asistencial debe proporcionar una visión integral de todas las fases, subfases e hitos de la atención, sus plazos e interdependencias, ya que la visibilidad es el motor del proceso de rediseño. 
El rediseño clínico es un proceso opinable que exige apertura al cambio mediante el cuestionamiento del statu quo que apunta al desperdicio y a las actividades de escaso valor en la sanidad, y que debe hacerse a través del prisma de la automatización. Esto significa que es durante el mapeo del recorrido cuando se identifican las acciones que deben automatizarse para aumentar la capacidad de los equipos sanitarios.
Los recorridos asistenciales que UpHill desarrolla e implementa son un plan de atención multidisciplinar progresivo que guía al paciente a través de una secuencia de hitos traducidos de directrices o evidencias a contextos personalizados, permitiendo el apoyo a la toma de decisiones y la automatización digital de las actividades clínicas, con el objetivo de estandarizar la atención y mejorar los resultados y la experiencia del paciente.

En resumen, journey-based care es el modelo que uniformiza la prestación de cuidados en favor de las mejores prácticas, garantiza la traslación del conocimiento a las circunstancias únicas del paciente y automatiza la progresión del paciente basada en criterios para la toma de decisiones y acciones durante el plan de cuidados.

#1 Journey-based care: el motor de la integración asistencial que garantiza la asignación de recursos eficaz y una capacidad de respuesta alineada con las necesidades de las personas

La integración asistencial se discute sobre todo desde el punto de vista organizativo, reforzando la necesidad de crear estructuras horizontales, y también bajo el imperativo tecnológico de contar con sistemas de información interoperables y comunicables entre diferentes instituciones y contextos.
Sin embargo, menos atención se presta a la integración clínica y a la necesidad de estandarizar el abordaje de patologías o síntomas, basándose en las mejores prácticas, garantizando a los profesionales sanitarios una herramienta eficaz para ello, desde una perspectiva de continuidad. Esto supone necesariamente tener visibilidad sobre lo que se ha hecho y cuáles son los próximos pasos.
Por definición, los servicios sanitarios integrados son aquellos gestionados y prestados para que las personas reciban servicios de promoción de la salud, prevención de la enfermedad, diagnóstico, tratamiento, gestión de la enfermedad, rehabilitación y cuidados paliativos, coordinados entre los niveles y contextos de atención dentro y fuera del sector sanitario y según sus necesidades vitales.5
Es precisamente el consenso en torno a un plan de atención multidisciplinar, que articula el recorrido del paciente entre los distintos niveles asistenciales, lo que garantiza esta armonización y coordinación entre equipos cada vez más numerosos y dispersos en distintas unidades.
Al utilizar criterios de derivación estandarizados y sistemáticamente implementados, garantizando además la interoperabilidad de los datos, este modelo asistencial asegura que cada paciente sea derivado permanentemente al nivel asistencial más adecuado, y que cada equipo sepa exactamente lo que tiene que hacer (evitando, por ejemplo, la duplicación de actos innecesarios), promoviendo el uso eficiente de los recursos y aumentando, en consecuencia, la capacidad de respuesta de los proveedores.

#2 Journey-based care: la estratificación como estrategia para asignar recursos eficazmente y aumentar la capacidad

Hablar de asistencia basada en procesos también es hablar de estratificación del riesgo, priorización y eficiencia asignativa. Como es sabido, la demanda de servicios sanitarios es superior a la oferta; los proveedores deben mejorar su capacidad de asignar recursos adecuados al paciente adecuado en el momento oportuno, mejorando la eficiencia de la asignación. 
La eficiencia asignativa surge como una capacidad esencial para evitar (1) el desperdicio de recursos con pacientes estables, y (2) descompensaciones u hospitalizaciones innecesarias. 
Siguiendo esta lógica, la eficiencia asignativa incluye priorizar la atención, decidiendo qué pacientes deben ser atendidos y a quién hay que atender primero cuando la demanda es grande y los recursos limitados. No se trata de dejar a los pacientes desatendidos o perdidos, por su cuenta, sino de ajustar las respuestas del sistema a cada paciente, en función de su riesgo, aprovechando las tecnologías sanitarias ya existentes.
Para ello, es necesario estratificar permanentemente a los pacientes en función de su riesgo. Un modelo basado en procesos asistenciales permite hacerlo con eficacia, ya que el recorrido se actualiza constantemente con información sobre la evolución clínica, recopilada directamente del paciente o compartida desde el sistema de información del hospital u otra unidad conectada. La estratificación del riesgo se basa en puntuaciones y calculadoras médicas validadas, cuyos resultados influyen en las recomendaciones posteriores del recorrido.
Una vez más, al utilizar criterios de derivación estandarizados y sistemáticamente implementados, este modelo asistencial asegura que cada paciente sea derivado permanentemente al nivel asistencial más adecuado, promoviendo el uso eficiente de los recursos y aumentando, en consecuencia, la capacidad de respuesta de los proveedores. 

#3 Journey-based care: automatizar los recorridos clínicos para garantizar una atención a su debido tiempo y menos agravamientos

Como se ha mencionado anteriormente, avanzar hacia un modelo de prestación basado en el recorrido implica revisar críticamente los procesos asistenciales y darse cuenta, por un lado, de qué intervenciones son innecesarias y, por otro, de cuáles pueden automatizarse, garantizando más capacidad a los equipos sanitarios.
Además, la idea de un recorrido que garantiza la continuidad de los cuidados, cuyos acontecimientos son percibidos por las personas como coherentes e interconectados en el tiempo, implica extender esta experiencia fuera de las unidades sanitarias y realizar un seguimiento continuo de la evolución del paciente en el tiempo.
Combinando las dos variables, la capacidad de monitorizar la evolución de los signos y síntomas a lo largo del tiempo, recopilando esta información de diversas fuentes, contextualizándola en el recorrido asistencial para actualizar automáticamente el estado del paciente, definir las acciones a realizar y generar alertas, permite a los profesionales sanitarios detectar precozmente cambios críticos en el estado del paciente, posibilitando intervenciones rápidas y eficaces.

#4 Journey-based care: normalización y continuidad como factores de previsibilidad y adecuación entre demanda y respuesta

A pesar de la complejidad, diversidad y exigencia que caracterizan al sector sanitario, el pilar de la prestación de cuidados a los pacientes son los procesos que deben aplicarse de manera uniforme. El proceso asistencial tiene precisamente ese propósito: guiar la prestación de cuidados de forma uniformizada.
Además de las ventajas en la calidad asistencial y la seguridad del paciente, la estandarización también repercute en la eficiencia organizativa de las unidades sanitarias, reduciendo costes y mejorando los indicadores clave. Esto se refuerza por la dimensión continua del proceso asistencial, que permite detectar precozmente cambios críticos en el estado del paciente, posibilitando intervenciones rápidas y eficaces, reduciendo los costes en salud.
Por último, este nivel de normalización favorece la previsibilidad organizativa, al ofrecer a los especialistas la posibilidad de responder a preguntas frecuentes sobre lo que ocurrirá si se mantienen las mismas circunstancias. Esto permite hacer selecciones y tomar decisiones basadas en pruebas del mundo real, alineando las respuestas y los recursos con las necesidades.

¿Qué es la orquestación asistencial?

La orquestación asistencial consiste en gestionar la prestación asistencial como se dirige una orquesta.
El buen funcionamiento de una orquesta depende de:
  • Un camino predefinido que seguir – la partitura;
  • Una fuente única de verdad en tiempo real – el maestro;
  • Muchas piezas dinámicas complejas – los instrumentos musicales.
Todos los instrumentos deben estar afinados y en el mismo compás. Si un instrumento se desafina o pierde el ritmo, todo el espectáculo se descarrila.
Por su parte, la práctica clínica se está volviendo más colaborativa, con equipos interdisciplinares que proporcionan una atención integral e individualizada, lo que plantea un enorme desafío: hay más y más clínicos que necesitan estar en la misma página.
Transponiendo el concepto de orquesta al contexto de la prestación de cuidados, en el ámbito de un modelo basado en procesos, tenemos:
  • Un camino predefinido que seguir – el proceso asistencial;
  • Una fuente única de verdad en tiempo real – el software orquestador de la atención sanitaria;
  • Muchas piezas dinámicas complejas que deben coordinarse – profesionales, equipos y servicios sanitarios.
Un software orquestador de la atención sanitaria está diseñado para proporcionar a los equipos asistenciales multidisciplinares –que pueden trabajar en distintas instituciones sanitarias–, una visión única del estado de salud de un paciente, así como lo que se ha hecho y lo que debe hacerse después, lo que les permite tomar decisiones más informadas.
Así pues, la orquestación asistencial pretende mejorar la coordinación y la gestión de la atención a los pacientes aprovechando la tecnología y el análisis de datos. Esto es cada vez más importante en el sector sanitario, ya que agiliza los flujos de trabajo clínicos, reduce la carga administrativa y permite una atención más personalizada.

Un vistazo a cómo es la gestión de la atención tras la implantación de journey-based care

#1

Antes: Pacientes readmitidos en urgencias por no haberse optimizado el tratamiento tras el alta.
Después: Pacientes integrados en programas de monitorización remota de síntomas y ajuste oportuno de la terapia.

#2

Antes: Pacientes derivados al hospital sin un diagnóstico establecido y sin toda la información necesaria para el médico especialista.
Después: Optimización de los tiempos de consulta y agendas de los médicos especialistas mediante la recopilación de información previa a la consulta y la capacitación de los médicos generalistas con un sistema de apoyo a la toma de decisiones para, por ejemplo, solicitar medios de diagnóstico complementarios.

#3

Antes: Pacientes crónicos que ingresan en urgencias con episodios de exacerbación y se pierden en el sistema tras el alta con episodios frecuentes e incapacitantes.
Después: Continuidad e integración asistencial, mediante monitorización remota, en coordinación con la especialidad para el tratamiento.

#4

Antes: Pacientes que ven pospuesto su tratamiento por falta de información completa, por ejemplo, en consultas multidisciplinares.
Después: Solicitud automática de pruebas en función del recorrido previamente definido y programación de citas posteriores únicamente cuando se disponga de la información necesaria.

#5

Antes: Pacientes de bajo riesgo que consumen recursos y citas
Después: Población estratificada y priorizada en función del riesgo, lo que garantiza que las personas de alto riesgo reciban una atención puntual y específica.

References

  1. European Emergency Medicine in Numbers Emergency Medicine Epidemiology Series. (2020). In EUSEM. European Society for Emergency Medicine. https://eusem.org/images/European_EM_in_numbers.pdf
  2. Am J Manag Care. 2015;21(5):355-362
  3. OECD (2017), Tackling Wasteful Spending on Health, OECD Publishing, Paris, https://doi.org/10.1787/9789264266414-en.
  4. Braithwaite, J., Glasziou, P. & Westbrook, J. The three numbers you need to know about healthcare: the 60-30-10 Challenge. BMC Med 18, 102 (2020). https://doi.org/10.1186/s12916-020-01563-4
  5. Goodwin N. Understanding Integrated Care. Int J Integr Care. 2016 Oct 28;16(4):6. doi: 10.5334/ijic.2530. PMID: 28316546; PMCID: PMC5354214.
Matilde Ferreira

Matilde Ferreira

Content Strategy & Communication Manager

Graduated in Communication Sciences, early on fell in love with storytelling. Started off as a journalist and then pivoted to the public relations world, she was always driven to craft relevant stories and bring them to the stage.

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